miércoles, 24 de agosto de 2016

Una entrevista interesante para los tiempos que acontecen

A partir de un "enlace" que me llego de manera, digamos ¿casual?, me gustaría particularizar ciertas cuestiones que a mi modo de ver son interesantes y valorables.  Para ello es necesario una aclaración previa; últimamente me da vueltas una pregunta que fue casi iniciática en el profesorado, y por cuestiones laborales esta rondando los pasillos de las escuelas últimamente.¿ Desde donde comenzamos a pensar la planificación?. Entonces podríamos continuar la discusión, el planteo de la siguiente manera. ¿Desde donde comenzamos a pensar la clase?, Desde lo que queremos hacer o desde lo que nos aconsejan,  ¿Desde las actividades que ya están pre elaboradas por otros docentes en otras circunstancias?, ¿Desde la urgencia del trajinar constante entre una escuela y otra para poder por lo menos recibir una remuneración más o menos “adecuada”, dejando de lado la profesionalización y elevando la paga por el esfuerzo como único condicionante de la labor educativa?, o bien ¿Desde lo que queremos que los estudiantes logren?.
En todo caso sería conveniente replantearlo  desde lo formal,  por ejemplo acercar más los extremos, mas las “columnas” de la planificación y si la evaluación es un proceso constante,  ¿Porqué no redefinimos dichas columnas?, ya que  tienen una fuerte presencia en la actividad docente, y es de donde se apoya para la práctica diaria, ¿Qué pasaría si ponemos la evaluación trasvasando y atravesando todo lo escrito?, ¿Por qué no modificamos a nuestro criterio de selección con la ayuda de nuestros compañeros, y principalmente de nuestros compañeros docentes con años en una sola institución?;¿Cómo aplicar nuevos indicadores sobre los propósitos y los objetivos que realmente nos digan y nos muestren si les va a servir lo que transitamos en el aula?, o si solo servirá para que los estudiantes sepan leer de corrido respetando los signos de puntuación, o si van a saber diferenciar las herramientas a partir de su función y uso sin poder reflexionar sobre la correcta utilización. 
En síntesis, pensar en la evaluación como un proceso no debería ser dejada a las horas académicas, a las horas de trabajo práctico para aprobar una materia en el profesorado, para las horas donde “debemos” presentar dicha planificación al equipo directivo que lo solicita o corresponda; o por qué no, a las horas de principio de año donde se utilizan las “horas institucionales” para pensar la clase, que me consta que existen y en mayor medida de lo que podamos conocer. Por consiguiente preocuparse por  la evaluación como un proceso, desde mi humilde lugar implica, y más en los tiempos que corren, defender un espacio de trabajo docente que requiere de un esfuerzo extra donde los encargados de abrir el camino, de abrir el juego no deberían dejar pasar ni desatender, como una posibilidad concreta de mejorar ciertas condiciones actuales en la actividad docente cotidiana.

 A continuación la entrevista se podrá acceder desde aquí.

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